Himno
Cariñoso Salvador, huyo de la tempestad.
A tu seno protector, confiando en tu bondad.
Cúbreme Señor Jesús, de las olas del turbión;
hasta el puerto de salud, guía tu mi embarcación.
Otro asilo no hallaré, indefenso acudo a Ti,
mi necesidad me trae porque mi peligro vi.
Solamente en Ti, Señor, tengo yo consuelo y luz,
Vengo lleno de temor a tus pies, Señor Jesús.
Cristo, Salvador, en Ti solo puedo yo confiar,
¡Oh! protégeme a mí en el turbulento mar,
hasta que la tempestad de la vida terrenal
Cese con tranquilidad en el puerto celestial.