Historia

Antecedentes en la historia de Himnos y Cánticos del Evangelio

A través de los años nuestro querido Himnario nos ha sido instrumento de alabanza, edificación, adoración, evangelización e identificación en medio de las Iglesias Cristianas Evangélicas en la Argentina como también en asambleas de habla hispana en el mundo. Hasta el año 1902 los hermanos se nutrían de la alabanza con el himnario metodista, año en que apareció la primera edición en Buenos Aires. El padre del proyecto fue G. Payne quien a partir de 1905 tuvo participación directa en el proceso de formación y compilación; es imposible olvidar a don Carlos Torre quien trabajó afanosamente durante años y a quien se debe su principio años atrás.

Hoy llevamos cumplido un siglo desde la primera edición ampliada a 382 himnos en 1917, y que en la sucesión del tiempo habría de tener más suplementos; 1927 fue el año en que surge la segunda edición con Música y la incorporación de 58 himnos alcanzando así el total de 440 himnos y sus 49 coros, editado en la Imprenta Evangélica Quilmes y provisto a través del depósito de libros evangélicos en Caaguazú 846, Lanús, Bs.As.-Argentina. Desde allí, al promediar la década de los años cuarenta don Samuel Williams se ocupó de la Librería Editorial de Lanús, publicando folletos, Hosannas, y el Himnario.

La década de los años cincuenta no se hizo esperar y al final de la misma, con el devenir de responsabilidades literarias se da lugar a presentar la quinta edición con Música de Himnos y Cánticos del Evangelio, ampliando su contenido hasta los actuales 517 himnos, ya por medio de la Librería Editorial Cristiana (LEC).

Todo creyente se goza de expresar por el canto, las alabanzas al Señor. La iglesia ha tenido y tiene en el canto la expresión de un gozo fervoroso como testimonio de su identificación en Cristo. Sumemos nuestro canto para expresar juntos: «cada día te bendeciré, y alabaré tu nombre eternamente y para siempre. Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza; y su grandeza es inescrutable» (Sal 145:2).

Un instrumento para honrar al Señor y servir al pueblo de Dios de habla hispana. Encomendamos la presente edición en la manos del “Músico principal” para que El se valga del trabajo realizado para su gloria y el bien de su pueblo.

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