Himno

De una hermosa ciudad he leído
en el reino de Dios más allá.
De su muro de jaspe he sabido,
de oro puro es aquella ciudad.
Por el medio va el río de vida,
cual cristal resplandecen sus aguas;
mas ni aun la mitad de sus glorias
al hombre se puede contar.
Coro:
¡Oh! no se puede contar… (Bis)
Ni aun la mitad de sus glorias
al hombre se puede contar.

De mansiones de luz he leído,
preparadas por mi Salvador,
y los suyos que aquí le han servido
ya descansan con Cristo el Señor;
Ni el pecado ni el llanto allí entran,
y ninguno se envejecerá;
mas ni aun la mitad de sus glorias
al hombre se puede contar.

De Jesús tan amante he leído,
que recibe al más vil pecador,
perdonándole todo el delito,
cuando vuelve con fe al Salvador.
También sé que protege y guía
todo aquel que al redil quiere entrar;
mas ni aun la mitad de sus glorias
al hombre se puede contar.

Demo

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