Himno
La vida es ficticia, efímera flor,
del sol a la tarde, la agosta el ardor.
Antes que se mustie, la debes llevar,
cual ofrenda grata, de Dios al altar.
Sí, desde la infancia hasta la vejez,
se pasan los años con gran rapidez,
Y llega la muerte, sin verla venir,
y el alma, ¿no sabes a dónde ha de ir?
Incierta es la hora de tu cierto fin,
¡Ay de aquel que tema del juicio el clarín!
Reflexiona, oh hombre, ¡Qué de ti va a ser!
o eterna desdicha, o eterno placer?