Himno

Preste oídos el humano
a la voz del Salvador;
Regocíjese el que siente
el pecado abrumador,
Ya resuena el evangelio
de la tierra en ancha faz,
Y de gracia ofrece al hombre
el perdón, consuelo y paz.

Vengan todos los que sufren,
los que sienten hambre o sed,
Los que débiles se encuentran
de este mundo a la merced,
En Jesús hay pronto auxilio,
hay hartura y bienestar,
Hay salud y fortaleza,
cual ninguno puede dar.

Vengan cuantos se acongojan
por lograr con qué vestir,
Y a su afán tan sólo rinden
servidumbre hasta el morir.
Un vestido hay más precioso,
blanco, puro y eternal,
Es Jesús quien da a las almas
ese manto celestial.

¿Por qué en rumbo siempre incierto
vuestra vida recorréis?
A Jesús venid mortales,
que muy cerca le tenéis.
El es vida en tierra y cielo,
y el exceso de su amor,
Os mejora la presente
y os reserva otra mejor.

Demo

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