Himno

De noche, al descender el sol,
los afligidos, oh Señor,
te rodearon en dolor
y Tú les diste curación.

También nosotros por la fe
nos acercamos, Cristo, a ti;
aunque tu rostro no se ve,
sabemos que Tú estás aquí.

Algunos tristes hay aquí,
en cuya vida hay amargor.
No amáronte, o si es que sí,
perdieron su primer amor.

Del mundo ven la vanidad
algunos que sus siervos son;
tristeza su amistad les da
y en ti no tienen salvación.

Del todo nadie sano está,
hay mal en todo corazón;
y los que te aman bien aun más
de su maldad conscientes son.

Tu mano tiene aún poder,
y te rogamos con fervor
(pues nuestro estado puedes ver)
que Tú nos sanes en tu amor.

Demo

Compartir

Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp
Share on email

Navegación

Temáticas

Subtemáticas