Himno
No sé decir por qué el Señor de gloria
Amara así a los hijos de Adán,
O cual Pastor buscara a los perdidos,
Salvándolos con tanto ardor y afán.
Mas esto sé: que nacido de María,
Yació en un pesebre de Belén,
Y en Nazaret vivió, creció y trabajó,
Y al Salvador del mundo
aquí podemos ver.
No sé decir con cuánta angustia El sufrió
En esta tierra llena de maldad,
Ni cómo se quebró su tierno corazón
Cuando en la cruz El hizo nuestra paz.
Mas esto sé: que sana al afligido,
Quita el pecado y salva del temor,
Da gozo al triste, alivio al trabajado,
Pues vive todavía del mundo el Salvador.
No sé decir cómo a los pueblos todos
Los tomará por santa posesión;
Satisfaciendo todos los anhelos,
Del mundo entero toda aspiración.
Mas esto sé: todos verán su gloria,
El segará su tan gloriosa mies,
Y un día alegre resplandecerá el sol,
El Salvador del mundo nos traerá el bien.
No sé decir cómo la tierra entera,
Ya sosegada toda tempestad,
Ha de adorar con júbilo profundo,
Lleno su corazón de caridad.
Mas esto sé: Que vibrarán los aires,
De extasía y cánticos diez mil;
Responderá la tierra a los del cielo
Que el Salvador del mundo es Rey,
al fin, al fin.