Himno

Nunca, Dios mío, cesará mi labio
De bendecirte, de cantar tu gloria,
Porque conservo de tu amor inmenso
Grata memoria.

Cuando perdido en mundanal sendero
No me cercaba sino niebla oscura,
Tú me miraste, y alumbróme un rayo
De tu luz pura.

Cuando inclinaba mi abatida frente,
Del mal obrar al oneroso yugo,
Dulce reposo y eficaz alivio,
Darme te plugo.

Cuando en mis propios méritos fiaba,
Nunca mi pecho con amor latía,
Hoy de amor late, porque en tus bondades
Sólo confía.

Y cuan exhale mi postrer aliento
Para volar a tu eternal presencia,
Cierto hallaré con tu justicia unida
Dulce clemencia.

Demo

Compartir

Share on facebook
Share on twitter
Share on whatsapp
Share on email

Navegación

Temáticas

Subtemáticas